Hoy quiero hacer algo similar a lo que hice con Tirana en Albania en esta entrada. Resulta que cuando uno piensa en África, generalmente se vienen a la cabeza las imágenes de guerra, pobreza, VIH y demás tragedias asociadas con el continente. Y en África sí existe todo eso… yo no lo voy a negar. Lo que sí les puedo decir es que África NO es únicamente las cosas negativas que les acabo de mencionar. Ahora, si el ejercicio no lo hacemos con África como un todo sino con Rwanda como país, ¿qué imagen se les viene a la cabeza? Probablemente se acuerden del genocidio y su cabeza se llene de las imágenes de muertos que han visto en las múltiples películas que se han hecho sobre la historia reciente de Rwanda… Pues déjenme decirles que la realidad no podría ser más diferente. Kigali es una ciudad limpia, ordenada, agradable, con una energía maravillosa y, sobre todo, muy diferente de lo que históricamente hemos creído que es África. Claro, no es Houston o Johannesburgo que están llenas de autopistas, tampoco es Praga o Lisboa que más que ciudades se volvieron un gran museo. No, Kigali es una ciudad muy pequeña y muy modesta pero que, en mi concepto, es una de las grandes joyas de África… a tal punto que no he conocido una sola persona que haya estado allá y no haya salido profundamente enamorada del lugar. Entonces, sin más preámbulos, vamos con una entrada corta pero sustanciosa sobre Kigali. Traigan café y acomódense que empezamos:
“Rwanda es un país de colinas, montañas, selvas, lagos, niños sonrientes, mercados, bailarines y artesanos. Logramos apiñar miles de colinas y ocho millones de personas en nuestros 26.338 kilómetros cuadrados. Nuestra tierra es rica y fértil, nuestro clima placentero. Éste ha sido nuestro hogar por siglos. Somos un solo pueblo. Hablamos un solo idioma. Tenemos una sola historia… Sin embargo, en tiempos recientes, el genocidio ha oscurecido nuestras vidas y nos ha dividido. Éste es un capítulo amargo de nuestras vidas, pero es también un capítulo que tenemos que recordar en memoria de aquellos que perdimos y como pilar para nuestro futuro. Esto es sobre nuestro pasado y nuestro futuro; nuestras pesadillas y sueños; nuestros miedos y esperanzas. Es por eso que empezamos donde terminamos… con el país que amamos”.
Las palabras anteriores dan inicio al recorrido por el Memorial del Genocidio de Kigali – del que ya hablamos en esta entrada -; un museo que transporta a propios y extraños a la Rwanda de 1994 cuando cerca de un millón de personas fueron asesinadas durante un período de 4 meses en el peor genocidio que haya conocido la historia reciente de la humanidad. Construido sobre una colina con vista al centro de la ciudad, el Memorial reúne los restos mortales de cerca de 250.000 víctimas del genocidio al tiempo que sirve de testigo silencioso del pasado de una Kigali que hace tan sólo 19 años era sinónimo de muerte y devastación. Es un lugar solemne, conmovedor, extremadamente difícil de digerir pero imprescindible para poder comprender la complejidad de la Kigali de hoy.







Y es que la Kigali de hoy significa el colapso de los estereotipos. De la ciudad pobre, destruida, acabada por la guerra, con calles llenas de arena y con una infraestructura precaria que aparece en películas como Hotel Rwanda o Sometimes in April queda poco, muy poco. Con una ubicación privilegiada en las laderas del Monte Kigali entre los 1.300 y 1.600 metros sobre el nivel del mar y un clima extremadamente agradable, Kigali es uno de esos lugares que no se espera encontrar en África. La violencia de la década de 1990 ha dado paso a una Kigali próspera, agradable, organizada, limpia, segura y, sobre todo, hermosa que se ha convertido en un ejemplo de superación para muchas otras capitales africanas.
Para llegar a la ciudad, ya sea por vía aérea o terrestre, se deben recorrer interminables colinas cubiertas con cultivos de té que hacen que todo lo que se ve alrededor sea de un verde casi fluorescente. Los escasos edificios del centro de Kigali emergen tímidamente sobre una de las colinas entre la neblina característica de la mañana y se convierten en una especie de faro que, como a los navegantes, guía al visitante hacia su destino final – y aquí se me salió el poeta que llevo dentro… me quedó bonito, ¿no? -. Al internarse en la ciudad, Kigali sorprende con sus amplias avenidas, oxigena con sus parques llenos de árboles y flores que adornan cada una de sus esquinas y deleita con su tranquilidad y elegancia.






Es tal el cambio que ha experimentado Kigali durante los últimos años que ha sido reconocida en repetidas oportunidades como la ciudad más limpia y una de las más seguras África. En consecuencia, olvídese del auto, ignore a los taxistas y aventúrese a caminar en esta pintoresca capital africana. Ahora, Kigali no es una ciudad de grandes monumentos o edificios imponentes. Por el contrario, su magia radica en la forma como sus habitantes han hecho suyos los espacios tratando de que la ciudad brille con un presupuesto limitado.
Una caminata por el centro lo llevará al corazón financiero de Kigali. Allí, innumerables construcciones se sumarán a los edificios del Banco de Kigali, la iPosita – Oficina Nacional de Correos –, la Autoridad Nacional de Impuestos, las diferentes embajadas y oficinas de cooperación internacional para dominar el panorama. Posteriormente visite la Plaza de la Unidad Nacional, una rotonda en pleno centro de la ciudad que concentra algunos elementos del nuevo nacionalismo rwandés que incluyen banderas del país ondeando por todas partes, vallas alusivas a la conmemoración del 50 aniversario de la independencia y postes de alumbrado público adornados con la bandera rwandesa. Además, desde la Plaza tendrá una vista maravillosa de los barrios residenciales construidos en las colinas adyacentes. Aquí, en el centro de Kigali, el azul, amarillo y verde de la nueva bandera se convierten en un sinónimo de esperanza frente a un futuro mejor.






























Contiguo a la Plaza de la Unidad Nacional se ubica el Union Trade Centre, uno de los pocos centros comerciales que existen en la ciudad. En su interior encontrará una de las grandes joyas de Rwanda: su café. Visite entonces Bourbon Coffee y deléitese con el sutil sabor y aroma a cerezas de una – o varias – tazas de café proveniente de las Montañas Virunga… sin duda uno de los mejores cafés no sólo del país sino de África. Y ojo, si yo les digo que hay que probar un café que no sea colombiano es porque es realmente bueno. No saben lo triste que fui cuando se me acabaron las 2 bolsas de café rwandés que traje de Kigali… Fue una tragedia.




El recorrido continúa por la Avenida de la República hasta el Hôtel des Mille Collines. Inmortalizado en la película Hotel Rwanda por ser el lugar de refugio de rwandeses y extranjeros durante el genocidio, el hotel se ha convertido en un paso obligado para los visitantes de la ciudad. En su interior, imagínese que el agua de la piscina donde nadan los turistas hoy fue utilizada en 1994 para beber y cocinar durante el genocidio. Imagínese también el sonido de las balas y proyectiles que se oían por toda la ciudad y el sentimiento de zozobra que embargaba a los refugiados en el lugar. Imagínese a cientos de personas hacinadas en los corredores del hotel para evitar ser asesinadas simplemente porque su documento de identificación decía “tutsi”. Por último, trate de entender cómo fueron posibles semejantes atrocidades en una ciudad tan encantadora como Kigali. Ahora, si aún desea ver un vestigio más del genocidio, no se pierda el edificio del Parlamento Nacional ubicado en el Boulevard de l’Umuganda que aún conserva los orificios de bala ocasionados por los disparos durante el genocidio de 1994.





Continúe descendiendo por la colina hasta el final de la Avenida de Kiyovu para visitar Caplaki, el mercado artesanal más importante de Kigali. Allí, usted encontrará máscaras, collares, batiks, pinturas, figuras de madera, pulseras y demás piezas tradicionales rwandesas. Lo interesante del lugar es que concentra artesanías fabricadas en diferentes regiones del país, desde la frontera con la República Democrática del Congo al occidente hasta Tanzania al oriente. Eso sí, vaya dispuesto a regatear. Los precios suelen ser tan altos que usted se siente robado y asaltado en su buena fe desde el mismo instante en el que llega pero ese problema desaparece luego de que usted se vuelva un experto en el arte del regateo que, por demás, es imprescindible en los mercados africanos. Es así de simple, si usted no regatea, se gastará en una máscara lo que tenía pensado destinar para comidas, transporte y cafés durante los próximos 10 días.



Ahora, si usted quiere vivir la experiencia de visitar un verdadero mercado africano, diríjase a la zona de Remera – dije Remera, no ramera… ¡malpensados! – donde está el lugar donde los rwandeses del común realizan sus compras. Claro, no encontrará muchas artesanías pero sí verá un sinnúmero de frutas, verduras y cadáveres de animales siendo comercializados y tendrá un contacto de primera mano con el diario vivir de los habitantes de Kigali. Eso sí, preste especial atención a los vestidos de las mujeres que trabajan en el lugar porque son simplemente maravillosos… hay azules, verdes, amarillos, morados, faldas de todos los colores, turbantes con figuras típicas y esto es, básicamente, un desfile de moda africano multicolor en su máxima expresión. Antes de abandonar Remera, asegúrese de haber visitado el Estadio Nacional Amahoro y la sede del Tribunal Penal Internacional para Rwanda que se encuentran en las inmediaciones del mercado.














Para terminar, permítase salir de Kigali. Si el tiempo y el presupuesto se lo permiten, no dude en pagar los USD 750 que vale la entrada al Parque Nacional de los Volcanes ubicado a unos 80 kilómetros de Kigali. Es un robo, claro, pero allí, usted podrá caminar por las montañas en busca de una familia de gorilas y, si corre con suerte, podrá ver uno de los animales más hermosos de África: el gorila de lomo plateado. Es sin duda, un cierre con broche de oro a su visita al país de las mil colinas.
Y con esto los dejo por hoy. Fue una entrada corta pero esas también son necesarias a veces… sobre todo cuando el autor está que colapsa con tanto trabajo, ¿no creen? Ya volveremos con las entradas largas a las que los tengo (mal)acostumbrados así que, al menos por ahora, ¡adiós pues!
PD: Si les gustó la entrada, péguenle una meneadita 🙂
A veces un cortico es mas que suficiente… Interesante entrada
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ah y olvidé decir… comenté primero! 😛
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Excelente entrada Sr. Mapache, se nota que la ciudad y el país te han encantado, al parecer vale la pena darse una escapada por esos lares.
Posdata: Sospecho que has sido contratado por la Oficina de Promoción Turística de Rwanda… XD, ahora más enserio, gracias por tan buena lección, muchas veces creamos esteriotipos de las sociedades y paises africanos que no son del todo ciertos…
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Jajajajajaja no, nadie me contrató. Sin embargo sí te voy a confesar algo. Ese texto lo había escrito para otro espacio diferente al blog, por eso vas a notar que el lenguaje es diferente. Ahora que lo publiqué acá, le agregué algunas cosas más y claro, muchas fotos para que se “adaptara” mejor a lo que siempre hago en el blog. Aún así, creo que se nota el cambio de tono, ¿no crees? Saludos y me alegra que al menos pienses la posibilidad de pasarte por Kigali 😛
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Africa ultimamente me interesa mucho, es una deuda que tengo conmigo mismo. Sobre la historia de los paises africanos conozco muy poco, en la preparatoria y la universidad sólo me hablaron del Antiguo Egipto(bochornoso), es un continente que para muchos resulta un misterio. Recientemente estoy muy interesado en la historia de Somalia y Kenia, logrando ponerme al día en muchos aspectos que desconocía.
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La historia de Somalia es apasionante… vergonzosa pero apasionante.
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Me gusta ver esta cara de Africa, si ellos pueden recuperarse el resto no tiene escusas. Gracias señorito Mapache:)
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Dímelo a mí que lo he dicho en todas las formas habidas y por haber aquí en Colombia.
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Gracias por traernos un pedacito de Rwanda…
Solo una duda…. no tomaste fotos de los gorilas????
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Jajajajajaja yo no fui a ver los gorilas. Me negué a pagar USD 750 por entrar al parque y “de pronto” verlos. Existe la posibilidad de no verlos… de hecho, los que fueron los 2 días anteriores no los vieron y perdieron su plata.
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me encanto el lugar, sin duda se pudieron recuperar o por lo menos se ve bastante ordenada y limpia la ciudad. seguinos trayendo fotos de estos lugares quizas poco conocidos del africa.
saludos desde Argentina
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Gracias Gabriel… fotos hay muchas. Ya llegarán 🙂
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Pues fué en ese parque donde Diane Fossey, pasó 18 años estudiando el comportamiento de los gorilas y protegiéndolos con su vida de los cazadores furtivos y multinacionales. Sigourney Weaver dio vida a esta mujer en la película “Gorilas en la Niebla” (1988). Cuando lo vi me impresinó tanto que no pude evitar derramar unas lágrimas al final del largometraje.
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eres como yo, te gustan las ciudades/países rar@s/diferentes
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Esa es la razón para vivir: visitar lugares a los que nadie va 🙂
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Totalmente de acuerdo, Rwanda es un país que enamora! Tuve la oportunidad de estar allá hace algunos años y lo que más me impresionó (además de conocer todos los lugares relacionados con el genocidio) fue la felicidad que se respira en sus carreteras.
El recorrido que uno hace entre Kigali y el parque nacional Virunga (donde están los gorilas) le permite a uno conocer casi todo el país, teniendo en cuenta lo pequeño que es. Lo más impresionante es que en ningún momento de ese recorrido (poco más de 300kms) uno deja de ver gente caminando al lado del camino, principalmente mujeres cargando leña acompañadas de muchos niños y todos ellos lo saludan a uno y le gritan “muzungu” (así les dicen a las personas blancas, sin ser ofensivo).
La experiencia de ir a ver los gorilas es increíble. Afortunadamente los dos días que fuimos a verlos los encontramos. El primer día tuvimos que caminar casi 4 horas por dentro de la selva para poder verlos, el segundo día los encontramos rápidamente cerca del muro que protege al parque. Poder estar frente a frente con estos animales es una experiencia única, la forma como interactúan entre ellos sin ponerle atención al grupo de humanos que los está observando y la gran similitud que uno puede ver entre ellos y nosotros lo hacen sentir a uno totalmente en paz.
Afortunadamente la entidad encargada de protegerlos hace un gran trabajo y únicamente permiten que cada familia de gorilas sea visitada una vez al día por un pequeño grupo de turistas (máximo 8) durante una hora.
Lo que sí me causó curiosidad es que el grupo de turistas siempre va acompañado por dos soldados armados con metralletas. Los guías nos dijeron que lo hacían por precaución, en caso de que se nos apareciera un elefante o un búfalo. En ese momento no cuestioné la explicación que nos dieron, sin embargo, después de haber hecho la visita al parque me di cuente que para un elefante o un búfalo sería prácticamente imposible caminar por el parque debido a la vegetación tan densa que tiene. En realidad existen dos razones por las que los turistas van acompañados de soldados fuertemente armados. La primera es que existe la posibilidad de encontrar cazadores furtivos en el camino que por ser ilegales siempre están armados. La segunda, mucho más miedosa que la primera, es que el parque está ubicado dentro de la zona de influencia de las guerrillas de Laurent Nkunda y las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Rwanda (FDLR) que aún sueñan con revivir la pesadilla del genocidio.
A pesar de haber estado unos pocos días en este país, quede absolutamente enamorado de todo lo que tiene que ver con Rwanda. Estoy totalmente de acuerdo con usted, es “una de las grandes joyas de África”.
Encontré su blog recientemente y me ha gustado mucho, incluso he pensado en crear uno debido a que tengo la misma enfermedad que usted, no me aguanto ver que aún hay muchos lugares del mundo que no he visto y siempre quiero conocer más acerca de los países menos conocidos.
Felicitaciones por el blog!
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Hola Alejandro… tiene usted toda la razón. Rwanda es un país que enamora. A mí me encantó. Muchas gracias por sus comentarios y espero seguirlo viendo por acá 🙂
¿Ya abrió el blog? Avísenos para mirarlo y hacerle publicidad.
Saludos desde Bogotá.
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Te admiro
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¿A mí? ¿Y por qué?
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Holá, soy español ya visité muchos paises en el mundo, tengo una niña de 7años de una linda ruandesa (asi tambien soy Umuzungu) ya hace algunos años que voy a Rwanda 3 o 4 vezes por año y hablo un poco el kinyiarwanda, si claro Rwanda y Kigali son maravilhosos en todos los aspectos que mencionastes, no solo por la fauna y flora pero tambien por la riqueza de su cultura y la fuerza de caracter de su pueblo, la resurección despues del genocidio(1994) con más de 1 millón de personas tutsis masacradas y un pais en cenizas, para un paraiso actualmente, Kigali cambia a cada minuto si la viste hace dos años, y la vés ahora, no la conocerás, eso se debe al orgullo y dinamismo de los dirigentes, y de un pueblo que quiere ser un ejemplo en Africa y en el mundo. Es el único pais en el mundo donde las mujeres son tratadas al igual del hombre ! para mencionar solo eso ! en el parlamento el gobierno el senado la administración, etc.. en general hay tantas mujeres como hombres y sospecho que haiga mas mujeres que hombres. enfin no hay espácio aqui para dar tantos comentários de este maravilhoso pais vala la pena verlo..
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Gracias por tus comentarios y visión de la ciudad, hasta antes tenía otra imagen.
Tengo programado un viaje a Kigali para la primera semana de agosto y me gustaría conocer el tipo de precauciones sanitarias que debería tener como vacunas, etc. Por internet te recomiendan contra fiebre amarilla, hepatitis, tifoidea, etc lo que me parece excesivo.
Apreciaré tus comentarios al respecto.
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Solo la fiebre amarilla. No tendrás ningún problema.
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Gracias!!!
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Gracias por dejarme revivir de tus experiencias los momentos que pude disfrutar en la maravillosa Rwanda.Como bien dices el cambio a mejor después de su tremenda tragedia es algo que fue más allá de mis mejores expectativas.
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