La mayoría de las personas recuerdan dónde estaban en el momento en el que los aviones se estrellaron en las Torres Gemelas en Nueva York. Muchos saben qué hacían cuando ocurrió el terremoto en Japón que llevaría a la catástrofe nuclear de Fukushima. Yo, en cambio, siempre sabré dónde estaba en el momento exacto en el que murió Nelson Mandela. Corría el jueves de la semana pasada y yo iba en un taxi de mi oficina a mi casa bajando por el Parque Nacional de Bogotá cuando me enteré de la noticia por tuíter: Mandela había muerto. El gran Mandela… el líder, el prisionero, el boxeador, el abogado, el presidente, pero sobre todo, el reconciliador había muerto en su casa del suburbio de Houghton en Johannesburgo a sus 95 años. La vida del más grande de los hijos del siglo XX se había terminado.
No voy a negarlo. Para alguien como yo que lleva las últimas décadas de su vida estudiando y admirando la historia sudafricana reciente y, sobre todo, la obra de Mandela en su país, fue un golpe muy duro. Las lágrimas se me escurrieron por la mejilla y un sentimiento profundo de desesperanza se apoderó de mí. Ahora, yo sé que no debería estar triste… en últimas si hay alguien en el planeta que hizo todo lo que tenía que hacer durante su vida fue él y en consecuencia, podía morir tranquilo. Pero claro, no deja de ser muy duro saber que uno de los pocos, muy pocos políticos del mundo que se dedicó a rehumanizar y reconciliar a su país en lugar de robárselo y acabar con él (como hacen la mayoría de los políticos) ya no estaba más con nosotros.
Pero bueno, yo no voy a hablar en esta entrada sobre los logros de Mandela, o si fue el más grande de todo los grandes del Siglo XX, o si era una persona común y corriente que fue elevada a la categoría de pseudo-Dios por la prensa mundial, o si tenía defectos, o si fue un corrupto o no. Cada cual leerá y llegará a sus conclusiones. Lo único que sí diré es que, por ser colombiano, Nelson Mandela para mí fue un hombre brillante que no cayó en las dinámicas de la mayoría de los presidentes a los que estoy acostumbrado que han preferido la guerra sobre la paz y han llevado a este país al abismo en el que estuvo durante muchos años. Por el contrario, Nelson Mandela creyó en su proyecto y logró unos resultados admirables en Sudáfrica. Y eso, sólo eso es suficiente para ser merecedor de toda mi admiración.
Y entonces, para ser coherente con la admiración que le profeso a Nelson Mandela, hoy quiero hacer algo diferente a lo que han hecho en varios medios de comunicación y que no será a través de palabras sino de imágenes… es decir, un recorrido por algunos de los lugares más importantes de Mandela en Sudáfrica con el que ustedes podrán conocer un poco más de la historia fascinante de este país al tiempo que yo le rindo un modesto homenaje a este líder que marcó mi vida y la vida de tantas personas en el mundo. ¿Les parece? Entonces, como siempre, traigan café y acomódense que empezamos:
Isla Robben (Robben Island)
(Ciudad del Cabo, Sudáfrica)
De todos los lugares donde vivió (voluntaria o involuntariamente) Nelson Mandela, tal vez Robben Island sea el más conocido alrededor del mundo. Ubicada cerca de las costas de Ciudad del Cabo, Robben Island – que traduce la Isla de las Focas en idioma Afrikáans – se convirtió en la más temida de las cárceles sudafricanas durante el período del Apartheid. Destinada únicamente a presos políticos durante gran parte de su existencia como centro carcelario, Robben Island era famosa no sólo en Sudáfrica sino en el mundo por ser el lugar donde se llevaban a cabo las peores torturas, interrogatorios y desapariciones de los opositores del régimen.
Durante sus 18 años en Robben Island, Nelson Mandela vivió algunos de los peores momentos de su vida. La comida era limitada, sus horas transcurrían realizando trabajos forzados en la canteras, sufría de las inclemencias del frío en invierno y del calor en verano, sólo recibía una visita cada 6 meses, las escasas cartas que le podían enviar eran inspeccionadas por los guardias quienes, para disminuir su moral, siempre le cortaban las partes donde su esposa le decía que lo amaba… En fin, ninguno de nosotros hubiera durado más de 2 meses en ese lugar. Los dejo con algunas fotos y les explico cada una de ellas:


























Antigua alcaldía de Ciudad del Cabo
(Ciudad del Cabo, Sudáfrica)
La antigua alcaldía de Ciudad del Cabo cobra una importancia radical en la vida de Mandela porque fue el lugar donde dirigió su primer discurso luego de ser liberado tras 27 años de cárcel. Fue allí donde repitió las mismas palabras que había pronunciado el día de su sentencia en la corte de Pretoria casi 3 décadas antes… como si todos sus años de prisión no hubieran sido más que un paréntesis en su vida:
«I have fought against white domination and I have fought against black domination. I have cherished the ideal of a democratic and free society in which all persons live together in harmony and with equal opportunities. It is an ideal which I hope to live for and to achieve. But if needs be, it is an ideal for which I am prepared to die». (Lea todo el discurso de liberación de Mandela aquí)




Memorial de los Premios Nobel de Paz
(Ciudad del Cabo, Sudáfrica)
Uno de los pilares del proceso de reconciliación sudafricano fue la verdad. A través de la divulgación de las atrocidades cometidas por las partes en conflicto durante el Apartheid, el nuevo Estado Sudafricano pretendía reparar a las víctimas a lo largo y ancho del país… Y claro, la verdad está directamente relacionada con la construcción de una memoria histórica que permita siempre recordar lo que había sucedido para garantizar que no volviera a ocurrir.
Dentro de estas iniciativas de memoria histórica, un grupo de ciudadanos decidieron rendir un homenaje a los 4 personajes que recibieron el Premio Nobel de Paz por su contribución con la lucha y el desmatelamiento del régimen del Apartheid – que además es el proceso histórico que más Premios Nobel de Paz ha generado -. Así, las estatuas de Albert Luthuli, Desmond Tutu, Frederick DeKlerk y Nelson Mandela (que ganaron sus premios en 1960, 1984 y 1993) fueron construidas en el corazón del V&A Waterfront, la zona más exclusiva de Ciudad del Cabo, como una memoria viviente de un pasado aterrador que no puede ser repetido y un futuro de paz y reconciliación del pueblo sudafricano consigo mismo.








Prisión Víctor Vorster
(Paarl, Sudáfrica)
Luego de pasar 18 años en Robben Island, Nelson Mandela fue transferido a la cárcel de Pollsmoor en Ciudad del Cabo en 1982 donde estuvo hasta 1988 cuando fue finalmente trasladado a la cárcel de Víctor Vorster en la ciudad de Paarl cerca de Ciudad del Cabo. Fue en esta prisión donde Mandela pasó sus últimos 2 años de cárcel que además estuvieron marcados por salidas constantes no sólo al hospital sino también a reuniones secretas con algunos miembros del gobierno del Apartheid… entre ellos los presidentes Piet Botha y Frederick DeKlerk. Hoy en día, la cárcel tiene un pequeño memorial en honor a Nelson Mandela, el más ilustre de sus reclusos.






Edificios de la Unión (Union Buildings)
(Pretoria, Sudáfrica)
Luego de su salida de la cárcel y las posteriores negociaciones con el gobierno del Apartheid, Nelson Mandela pasó gran parte de sus 5 años siguientes en este lugar, los Edificios de la Unión (Union Buildings). Fue en sus escaleras donde tomó posesión el 10 de mayo de 1994 frente a una multitud que veía con euforia la llegada del primer presidente negro del país. Fue allí también desde donde Mandela dirigió los destinos de Sudáfrica entre 1994 y 1999. Lo curioso del asunto es que el nuevo presidente Mandela llegaba a gobernar desde la misma oficina que habían utilizado sus antecesores para instaurar el Apartheid, perseguir a la población negra, encarcelarlo a él y consolidar el régimen de segregación racial que había dominado oficialmente a Sudáfrica desde 1948. Y claro, uno hubiera creído que él le iba a poner su propio toque personal al lugar… Pues no. Madela decidió dejar las estatuas de los padres del Apartheid que adornan los jardines y escaleras de los Edificios de la Unión porque consideraba que un país que no recuerda su historia está destinado a repetirla. Así, desde su ventana veía estatuas de Kruger y Hertzog que habían creado el sistema que él estaba tratando de eliminar. Una muestra más de la grandeza de este hombre.













Plaza de la Iglesia (Church Square)
(Pretoria, Sudáfrica)
Con la llegada de Mandela a la presidencia en 1994, una ola de euforia se apoderó de las poblaciones negras de Sudáfrica. Y así, creyendo que la hora de la venganza había llegado, un gran número de negros se dirigió a la Plaza de la Iglesia, es decir, la plaza central de Pretoria con el fin de derribar todas las estatuas de los padres del Apartheid que se encontraban en el lugar. Cuando Mandela se enteró del asunto, salió raudo y veloz para el lugar a frenar a los manifestantes. Al llegar se dio cuenta que la multitud había alcanzado a derribar 8 estatuas (2 a cada lado de la plaza) y procedió a convencerlos para que dejaran de destruir la plaza argumentando que las personas que representaban esas estatuas habían jugado un papel importante en la historia del país y que si las derribaban, Sudáfrica estaría perdiendo su historia. En últimas Mandela sólo alcanzó a salvar la estatua de Paul Kruger – primer presidente de la República Sudafricana – que se encuentra en el centro de la plaza.
Luego de la revuelta, algunos manifestantes le preguntaron a Mandela si era mejor que volvieran a ubicar las estatuas que habían derribado en los pedestales. Mandela contestó que no. Que si ya las habían derribado, eso también hacía parte de la historia de Sudáfrica y por lo tanto había que dejarlo así. Hoy en día la Plaza de la Iglesia tiene sólo una estatua de Paul Kruger en medio y 8 pedestales sin estatuas, 2 a cada lado.







Parque de la Libertad (Freedom Park)
(Pretoria, Sudáfrica)
Tal vez la principal misión de Mandela en la presidencia fue reconciliar un país que se encontraba a punto de la guerra civil. Los blancos lo habían percibido históricamente como un «ogro comunista», los negros odiaban a los blancos que los habían tratado como subhumanos en su propio país y la situación no se veía nada prometedora. Así, como parte de su política de reconciliación nacional, Mandela ordenó la construcción del Parque de la Libertad (Freedom Park), un lugar donde se honraría la memoria de todas las personas asesinadas a lo largo de la historia sudafricana… desde la esclavitud hasta el Apartheid. El resultado es, en mi concepto, brillante. Desde el «Muro de los Nombres» que hace un homenaje individual a cada una de las víctimas de las guerras hasta el Isivivani que es el lugar donde descansan las almas de los que lucharon por la libertad, el Parque es un homenaje permanente a todas esas personas que ayudaron durante siglos a crear la Sudáfrica democrática y libre de hoy. Los dejo con imágenes:
























Casa de Mandela (Mandela House)
(Soweto, Sudáfrica)
Luego de salir de la cárcel y por un período de 11 días, Nelson Mandela volvió a la que había sido su casa en la zona de Soweto en el sur de Johannesburgo. Soweto era uno de los townships o áreas construidas por el régimen del Apartheid para las poblaciones negras que debían, por ley, estar alejadas de las zonas blancas en los centros de las ciudades. Así, como se podrán imaginar, la casa de Mandela, al igual que el resto de la zona de Soweto, era pequeña, pobre y sin muchos de los servicios públicos básicos. Hoy en día la casa de Mandela ha sido convertida en un museo en el que aún se pueden ver elementos personales de él y su familia así como premios que ha recibido a lo largo de los años. Además, sobre la entrada aún se pueden ver los orificios que dejaron las balas que fueron disparadas contra él y su familia por la policía durante el Apartheid.
















Plaza Walter Sisulu para la Celebración de la Democracia (Walter Sisulu Square for Celebrating Democracy)
(Soweto, Sudáfrica)
En 1955, un Congreso de los Pueblos sin precedentes en la historia de la Sudáfrica del Apartheid se reunió en la zona de Kliptown en Soweto para unir a las diferentes facciones negras que se oponían al gobierno blanco y redactar lo que ellos llamarían la «Carta de la Libertad» (Freedom Charter) en la que se estipularon 9 principios que deberían estar incluidos en la nueva Sudáfrica. Con la caída del régimen, Mandela ordenó la construcción de una gran plaza en el mismo lugar del Congreso de los Pueblos para celebrar la libertad y le dio el nombre de Walter Sisulu, uno de sus grandes amigos y líderes en la lucha anti-Apartheid.





















Iglesia Regina Mundi
(Soweto, Sudáfrica)
Teniendo en cuenta que una de las prohibiciones más importantes del régimen del Apartheid era el derecho de asociación, las poblaciones negras tuvieron que idearse la forma de reunirse para poder llevar a cabo sus discusiones políticas sin que la policía se diera cuenta. Fue así como el liderazgo negro empezó a convocar reuniones en el interior de la Iglesia Católica conocida como Regina Mundi en pleno centro de Soweto. Al principio los participantes estuvieron a salvo por tratarse de un recinto sagrado… sin embargo, con el pasar del tiempo, la policía se enteró y un día, en medio de una de las reuniones de los líderes negros, abrió fuego contra la iglesia. Regina Mundi fue uno de los lugares más importantes de Sudáfrica en la organización de la lucha negra y aún hoy se pueden ver los orificios de bala en sus fachadas.










Colina de la Constitución (Constitution Hill)
(Johannesburgo, Sudáfrica)
Y éste es uno de los lugares que más me gustan: La Colina de la Constitución. Resulta que en este lugar se encontraba primero el fuente que fue utilizado por los Afrikaaners para enfrentar a los británicos y mantener el control de las minas de oro de la región del Witwatersrand, es decir, los alrededores de Johannesburgo. Posteriormente, el fuerte fue utilizado por el gobierno del Apartheid como una de las principales cárceles para los prisioneros políticos que se oponían al régimen y entre los cuales se encontraron Mandela y Gandhi. Era un lugar aterrador. Sin embargo, con el fin del Apartheid y muy a pesar de que el lugar se encontraba en Hillbrow que era el barrio más peligroso de Johannesburgo, Mandela decidió destruir gran parte del fuerte y usar esos mismos ladrillos para construir la Corte Constitucional Sudafricana. Hoy en el lugar no sólo está la sede de la Corte sino un museo que le muestra a los visitantes las atrocidades del régimen del Apartheid. Como simbolismo, la Colina de la Constitución es absolutamente brillante.



























Museo del Apartheid
(Johannesburgo, Sudáfrica)
Y ésta es tal vez la joya de la corona. Dentro del proceso de construcción de memoria histórica nacional y colectiva en Sudáfrica, Mandela ordenó la construcción de un museo destinado a revivir la historia de Sudáfrica entre la primera ley de segregación racial de 1913 y la caída del régimen del Apartheid en 1993. El Museo del Apartheid es simplemente brillante y juega un poco con la mente del visitante. La entrada está dividida en blancos y negros para simular la realidad de la época y, por ejemplo, la luz está manejada de tal forma que los años más oscuros del Apartheid están casi a oscuras mientras que la zona dedicada a la transición a la democracia está inundada de luz por todas partes. Es uno de esos lugares que te desgarran el alma al ver los niveles a los que puede llegar la maldad humana… pero al mismo tiempo, ver a la Sudáfrica de hoy te devuelve las esperanzas en un futuro mejor. Nuevamente, me le quito el sombrero al señor Mandela.
























Museo de Héctor Pieterson
(Soweto, Sudáfrica)
Y otra de las obras maestras de Mandela. Resulta que uno de los peores acontecimientos del Apartheid ocurrió en 1976 cuando un grupo de niños de la zona de Soweto salieron a las calles a manifestarse en contra del uso obligatorio del idioma Afrikáans en las escuelas. La respuesta de la policía ante la manifestación pacífica de los estudiantes fue dispararles por la espalda en lo que la historia conocería como la «Masacre de los Niños de Soweto«. A unas cuadras del lugar donde murió Héctor Pieterson, el ícono de la manifestación, Mandela ordenó la construcción de un museo que llevaría el nombre de Héctor pero que honraría a todos los niños y niñas que murieron por la liberación de Sudáfrica.



















Reserva Donkin (Donkin Reserve)
(Port Elizabeth, Sudáfrica)
Y otro de esos lugares que a mí me encantaron. La ciudad de Port Elizabeth, una de las más importantes del país, decidió hacer hace un par de años un homenaje a Nelson Mandela en la Reserva Donkin, su parque más importante en el centro de la ciudad. ¿Pero qué hay en el lugar? Una estatua bastante modesta de Mandela rodeado de sus seguidores, un camino adornado con algunas de sus citas más famosas y, lo más impactante, la bandera más grande de Sudáfrica que existe en el planeta. Un lugar dedicado al gran ídolo nacional en la ciudad que decidió cambiar su nombre por el de Nelson Mandela Bay. ¿Hay un posible homenaje más grande para Mandela? Les muestro:







































Y hasta aquí llegamos con nuestro recorrido por los lugares de Mandela en Sudáfrica. Espero que estas imágenes de mis viajes siguiendo los pasos de Mandela les hayan producido un poco de la emoción que me produce a mí estar allá, en su país. Repito, Sudáfrica es maravillosa y es, sin duda, mi país favorito en todo el planeta (obvio, después de Colombia… pero esa es otra historia). Y termino mi pequeño homenaje de hoy esperando que lo que vieron aquí los haya puesto a pensar un poquito sobre cuál es su responsabilidad en cada uno de sus países para que el legado de Mandela siga por muchísimos años más. Recuerden, si tomamos las riendas de nuestros destinos en nuestras manos y hacemos las cosas bien, cualquier cambio, por más grande que sea es posible. Descansa en paz Madiba.
PD: Si les gustó la entrada, péguenle una meneadita aquí 🙂
Hoy inicie pero de verdad que si necesita un café y estar cómodo me programaré para mañana. Sencillamente espectacular. Felicitaciones.
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Yo les dije que el café era fundamental… me cuentas cómo te fue.
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Un bonito homenaje a alguien que merece ser recordado por siempre.
Saludos
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Gracias Pixel. Me alegra que te haya gustado. Saludos.
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Un reportaje impresionante.
Las frases, actos y actitudes que nos dejó este gran hombre son insuperables.
Da gusto leer todas las citas que se encuentran entre sus monumentos.
Muchas gracias por acercárnoslas a los que no hemos podido viajar allí.
Saludos
PD: una corrección muy menor y sin importancia. Supongo que las sogas se usaban para ahorcar, no para decapitar.
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Muchas gracias Varanya. Me alegra que te haya gustado. Y tienes razón, ya mismo hago la corrección. Saludos desde Bogotá.
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Siempre leo tu blog y pienso que con tantas fotos y mapas interesantes deberias reajustar la columna central para que permita mayor y mejor visualizacion de éstas.
Felicidades por tu contenido.
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Hola Jorge, lo he pensado pero no hay muchas opciones en wordpress para que las fotos se vean mejor. Lo voy a volver a revisar y si encuentro algo te aviso, ¿vale? Saludos y gracias.
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¡¡¡Fantástico!!!.
Y un libro que recomiendo a todo el mundo:
«El largo camino hacia la libertad: La biografía de Nelson Mandela»
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Gracias FM. Saludos 🙂
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Excelente homenaje, Mapache. Para quitarse el sombrero.
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Muchas gracias don Nicolás. Me alegra que le haya gustado. Saludos.
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Excelente entrada me dejó maravillado
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Me alegra que le haya gustado. Es una de las que más disfruté haciendo 🙂
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Olvidé dejarle esto par que lo escuches
Saludos
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Gracias Pixel, ya la conocía 🙂
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Gracias por esta entrada, Sr. Mapache. Es de agradecer un trabajo así, distinto, emotivo y directo.
Y, por cierto, ¿para cuándo Andorra?
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Sherlock, andabas perdidísimo. Muchas gracias por tus palabras. Me alegra que te haya gustado 🙂
Andorra nos tocó postponerlo para después. De pronto en Semana Santa. Tuve problemas técnicos y esta vez no puedo pasar por España. Discúlpame 😦
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Me encantó, sencillamente me encantó. Y lo mejor de todo es haber podido estar en casi todos los lugares que aquí se mencionan y sentir de primera mano el poder de Madiba. ¡GRACIAS! 🙂
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¿Cuáles le faltaron?
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Que bonito homenaje a Mandela, no conocía ni la mitad de estos lugares.
Tras su muerte lo único que me conforta es haber vivido en el mismo espacio temporal que un grande como el y haber visto sus acciones, lo cual no todos pueden decir.
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Ahora el siguiente paso es ir a Sudáfrica a visitar los lugares personalmente 🙂 Saludos.
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He dado un vistazo a tu blog y me ha encantado, por cierto las fotos son muy buenas!! 🙂
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Excelente siempre u envidia sana estar ahi.
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Como un hombre, pudo soportar tanto, y luego, no tirar al carajo todo, hacer todo lo posible por no enterrar abajo de la alfombra la historia negra sudafricana. HIZO JUSTAMENTE LO CONTRARIO!!!!!!
Además, a vos que te gusta tanto Sudáfrica… y Nelson Mandela (de hecho, mi primer nombre es Nelson…) si tenés ganas, fijate la composición de los ministros de su primer gabinete, y podés llevarte una sorpresa de aquellas…si querés, te las digo… pero hasta que no leas ésta… jajajajaja. Saludos, de un geórafo (1 año falta para que termine la carrera), desde Tigre, Argentina
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Lo sé. Mandela fue alucinante… con errores, pero alucinante. Yo amo a ese señor.
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