Después de una corta ausencia, vuelve el Blog de Banderas con un tema que a mí me apasiona: las auroras. Yo siempre he querido verlas pero nunca he estado en el momento indicado en el lugar indicado (desubicado como siempre). Y claro, como yo soy disfuncional, yo quiero ver las auroras australes (que son más difíciles de ver que las boreales) así que el asuntito me tomará un par de años más.
Pero que yo no las haya visto no quiere decir que no podamos hablar de ellas por estas tierras… sobre todo cuando hace años, y gracias a tuíter, conocí a Mauricio Duque (alias @elpalabrista en el bajo, bajísimo mundo de tuíter). Mauricio es todo un personaje. Ñoño como yo, amante del café como yo (de hecho me hizo probar el mejor café colombiano que he tomado en mi vida) y, afortunadamente para este blog, desde hace algunos años pescador (no cazador) de auroras en el hemisferio norte.
Como Mauricio tenía unas fotos alucinantes de las auroras boreales y, además, sabe cómo es que se pescan, decidí hacerle una corta pero sustanciosa entrevista sobre el tema. Entonces, si ustedes quieren saber cómo verlas, dónde verlas, cuándo verlas, cómo tomarles fotos, qué hacer y qué no hacer, tráiganse un café, acomódense y prepárense para ver una de esas grandes maravillas que nos trae la naturaleza. Los dejo entonces con Mauricio y su pesca de auroras. Espero que les guste.

Islandia, cerca a Reikiavik, Octubre 2016
— Mapache: Mauricio, cuéntenos cómo es eso de la «temporada de auroras»
— Mauricio: Sí, hay momentos del año donde es más probable que se produzcan o que sean visibles. Y como se acercan los tiempos oscuros al hemisferio norte, aumenta en cierta forma la posibilidad de verlas. Winter is coming!
— Mapache: Pero usted hace referencia a las auroras boreales, ¿qué pasa con las auroras australes en el hemisferio sur?
— Mauricio: Pues porque ahora mismo en el sur los días tendrán cada vez más horas de luz durante los próximos meses y porque, es un hecho, no es discriminación, el planeta tiene más tierra habitada desde donde se alcanzan a ver las auroras en el hemisferio norte que en el hemisferio sur. Aunque la Antártida sea inmensa, es mucho más difícil llegar hasta allá.
— Mapache: ¿Es cierto que las auroras que se ven en fotos son diferentes a las que se ven en la vida real?
— Mauricio: Totalmente. El 99% de las fotos, incluidas éstas que muestro, han sido mejoradas de alguna forma (o eso creemos que hacemos los que las mostramos). Y también las cámaras por su alta sensibilidad y largas exposiciones captan más que el ojo. Cuando se logran ver las auroras por primera vez, ver cómo bailan, aparecen y desaparecen y hasta, según chismes, hacen ruido, es una sensación totalmente distinta. Lo más parecido es verlas en video pero generalmente son timelapses entonces muestran en pocos segundos lo que toma minutos u horas.

— Mapache: ¿Cómo que las auroras hacen ruido?
— Mauricio: Por eso digo que son chismes pero hay reportes muy antiguos de esos ruidos. Las auroras ocurren muy altas en la atmósfera y no debería haber ruido que alcance a llegar a nosotros pero algunos estudios recientes dicen que esos sonidos pueden ser cercanos a la superficie por perturbaciones electromagnéticas simultáneas a la aparición de auroras.
— Mapache: Usted dijo antes “Cuando se logran ver las auroras…” ¿quiere decir que uno tiene que ir a un lugar lejano, frío y oscuro y no hay garantía de verlas?
— Mauricio: Tal cual, lo siento. Y además es un viaje costoso. Para que puedan verse la auroras hace falta que coincidan una serie de condiciones como que el sol haya estado activo de cierta forma, que esa actividad llegue a la tierra 2 ó 3 días después y no pase de largo, que una cosa llamada el campo magnético interplanetario esté con una polaridad específica, que sea de noche cuando todo eso coincide y que, además, no haya nubes y preferiblemente no sea luna llena. Todo eso contando que estamos en el sitio adecuado lo cual a final de cuentas es lo más fácil de lograr
— Mapache: ¿Cuándo es más fácil ver las auroras boreales?
— Mauricio: La fecha puede ser entre los equinoccios de septiembre y marzo. Hay evidencia que, por alguna razón no explicada, es más fácil que se formen auroras en días cercanos a los equinoccios. Además son las épocas menos frías de todo ese tiempo y donde hay más luz del día para hacer otras actividades.
— Mapache: ¿Y dónde?
— Mauricio: Buena pregunta. Entre más al norte más probabilidades de verlas pero no es el norte geográfico sino el norte magnético. Sí, hay una cosa llamada latitud magnética que es móvil como el polo magnético que está “caído” hacia la zona de América en estos años. Entonces, en teoría, es más fácil verlas a la misma latitud en América, que en Europa, y ahí más que en Asia.
— Mapache: ¿Dónde las ha visto usted?
— Mauricio: Yo he tenido la fortuna de verlas en Estocolmo (viví allí tres años y tuve tiempo de ir de pesca muchas veces), en una ciudad sueca al norte del círculo polar llamada Kiruna, en Islandia y desde el avión que me llevaba de Nueva York a Islandia, cuando íbamos volando sobre la península del labrador en Canadá.


— Mapache: Cuéntenos cómo es que se forman las auroras.
— Mauricio: Claro. Hay muchas leyendas como esas que hablan del campo magnético y el viento solar. Pero la única verdadera para mí es esa explicación de origen finés que dice que hay un zorro llamado Revontulet que con su cola golpea la nieve cuando va corriendo generando chispas. Esas chispas van al cielo y forman las auroras boreales. Hay otras que dicen que son almas de los muertos, que son de mal augurio y otras más. En un tour en Islandia, la conductora iba contándolas pero yo me las perdí por andar pendiente de la ventana del bus a ver si se veían las auroras. Nos toca echar mano de google. Por ejemplo, en algún lugar cuentan que aunque en China es muy raro que se vean las auroras boreales, la mitología relata que las luces se producen por la batalla entre dragones del bien y dragones del mal quienes expulsaban fuego a través del firmamento. En Japón se tiene la creencia que un niño que haya sido concebido bajo las auroras boreales cuenta con la buena suerte de ser guapo, inteligente y afortunado. Los aborígenes australianos, veían las auroras australes, por supuesto, creían o creen que son los dioses bailando en el cielo. De los aborígenes norteamericanos algunos decían que era el fuego de una tribu de enanos que estaban más al norte y que hervían grasa de ballena, otros decían que eran sus dioses hirviendo a sus enemigos en inmensas ollas. Todas estas leyendas las tomé de acá pero hay más en la web.
— Mapache: ¿Y cómo es el tema del sol y el viento solar?
— Mauricio: Los que cuentan esos cuentos (los científicos) dicen que el sol emite partículas, por diversos mecanismos, cargadas de electricidad (protones y electrones) que al chocar con el campo magnético de la tierra, son dirigidas hacia los polos. Si se dan las condiciones adecuadas pueden, en la zonas cerca a los polos, descender hasta la atmósfera y chocar con átomos de gases presentes. Según la altitud, hay mayor presencia de unos u otros gases. Al chocar con esos átomos se producen intercambios energéticos que hacen que se libere luz de distintos colores según el elemento químico involucrado (oxígeno, nitrógeno…)
Les dejo estos videos en YouTube que muestran cómo suceden esas luces, este primero corto y sin audio:
Y el segundo más largo pero en inglés:
— Mapache: ¿Por qué Islandia es un buen lugar para verlas y por qué no?
— Mauricio: Aquí me toca ponerme un poco técnico otra vez. ¿Se acuerda que el dije que el polo magnético está caído hacia América? Pues las auroras se forman alrededor del polo magnético en algo llamado el óvalo de auroras. Mejor le muestro la foto

Esos cuasi círculos verdes muestran, para este caso, la probabilidad de ver auroras boreales. Y note que están más cargados hacia el área de noche del globo y hacia América y hacia Australia. Esto es porque los polos magnéticos están hacia esas mismas zonas.
Cuando el pronóstico es que haya auroras muy intensas y con alta probabilidad, la imagen se ve así:

(Fuente: NOAA – National Oceanic and Atmospheric Administration)
Si se fija, Islandia esta justo debajo del halo de aurora. Así el pronóstico sea de poca probabilidad, Islandia sigue estando bajo el halo. Lo que sucede con Islandia es que puede tener muchas noches muy nubladas porque la golpea directamente el aire cálido de la corriente del golfo.
— Mapache: ¿Dónde más se pueden ver?
— Mauricio: Casi en cualquier lugar bajo el halo o hasta varios cientos de kilómetros al sur (como a veces las veía yo desde Estocolmo sobre el horizonte al norte). Pero la misma corriente del golfo que forma nubosidad (la famosa niebla de Londres, por ejemplo) hace que aunque sea más fácil verlas en América la temperatura de los inviernos suele ser más tolerable en Europa occidental. Hay reportes de muy buenos avistamientos en Churchill, Canadá pero es lejos, de difícil acceso y frío. O en Yellowknife, también Canadá o en varios lugares de Alaska. Pero más calientito en Tromsø, Noruega, en el Parque Nacional de Abisko cerca de Kiruna en Suecia, donde dicen que es el lugar con más noches despejadas para ver auroras. O en cualquier carretera por ahí.
— Mapache: ¿Qué se debe llevar para ver auroras?
— Mauricio: Lo que hay que llevar es paciencia y esperar tener buena suerte. Lo demás se consigue allá: una zona oscura lejos de las ciudades, un cielo despejado, ropa adecuada para el frío que puede ser mucho o muchísimo, algo de comida empaquetada que nos dé calor, linterna…
— Mapache: ¿Se debe llevar un teléfono celular?
— Mauricio: Señal sí hay con seguridad en Islandia pero no es conveniente. A veces las auroras son muy tenues y el ojo debe estar acostumbrado a la oscuridad para alcanzar a verlas. Con la luz de la pantalla de su teléfono el ojo nunca se acostumbrará. Hay que llevarlo de todas formas para ir conociendo pronósticos en tiempo casi real y para hacer llamadas de emergencia, pero se debe usar lo menos posible.
— Mapache: Y si son tan tenues, ¿cómo se sabe que están ahí?
— Mauricio: Se alcanza a ver una mancha verduzca pero lo mejor es llevar la cámara para que, con su sensor más sensible que el ojo humano, se puedan ver. Ahí se le debe también bajar el brillo a la pantalla de la cámara para que no afecte la capacidad de visión de los ojos, como con el teléfono.



— Mapache: ¿Y la cámara del celular?
— Mauricio: Cuando son tenues se requieren exposiciones de 5 a 10 segundos para que sean visibles como manchitas verdes. Los celulares pueden usar alguna app que permita esas exposiciones largas pero nunca las he usado. Lo que sí se requiere es trípode para sostenerlo o para sostener la cámara.
— Mapache: ¿Y cuáles son las claves para tomar buenas fotos?
— Mauricio: Mi recomendación para los que van a verlas por primera vez es que se concentren más en verlas que en fotografiarlas porque a veces el show es breve y mientras se ajusta la cámara (a oscuras) ya se fueron las auroras.

— Mapache: Siempre se habla de los «cazadores de auroras» pero usted habla de «pesca de auroras», ¿por qué?
— Mauricio: Por mucho tiempo me consideré un cazador de auroras hasta que una noche, en el puerto de Reikiavik, estaba buscándolas y al lado mío había un pescador. Esa noche todo me pareció mucho más parecido a la pesca que a la caza porque está uno en un lugar fijo, no persigue a la presa, y el pez puede picar o no. La pesca tiene mucho de paciencia preparación y buena suerte. Creo que la caza tiene algo menos de suerte. Pero cada quién podrá llamarse pescador o cazador de auroras.
— Mapache: Ya que comienza a hablar de usted mismo, cuénteme cómo fue toda su experiencia viéndolas.
— Mauricio: Cuando fui a vivir a Suecia por primera vez pensaba que sería chévere ver las auroras y había visto la foto de una sobre Estocolmo pero muy difusa. Esa vez vivía en el centro de la ciudad, mis ventanas daban al sur y no tenía ni idea qué hacer. Tal vez ya supiera dónde buscar el pronóstico pero no sabía interpretarlo ni cuánto tiempo iba a tomarme aprender. Volví a Bogotá y cuando fui aceptado en la universidad en Suecia e iba a vivir de verdad allá por varios años, tenía algunos propósitos claros: conocer los fiordos noruegos, viajar lo que pudiera por Europa e ir a ver las auroras. Eso fue en 2013. Pasó un año completo en que avancé poco en los propósitos pero en el otoño de 2014 empecé a averiguar más de las auroras. Además, una amiga de quien era mi esposa iba de visita y se nos ocurrió decirle que si íbamos a ver auroras boreales. Ella dijo que por supuesto y ahí fue cuando empecé a ver cuán caro era, especialmente por el corto tiempo con el que estábamos reservando.
— Mapache: ¿Y entonces no fueron?
— Mauricio: Fuimos, la amiga insistió y dijo que no podíamos dejarla entusiasmada y así terminamos en Kiruna, ciudad minera al norte del círculo polar. En fin, fuimos y eso me hizo investigar y preparame mejor. Eso incluía salir en las noches de diciembre al jardín de la casa en donde vivía a practicar con la cámara, una de las primeras recomendaciones que leí para luego poder manejarla casi con los ojos cerrados. En esos ensayos la noche del 23 al 24 de diciembre fotografié la primera aurora boreal en Estocolmo, una mancha verde sobre el horizonte que incluso en ese momento no estaba seguro si era o no era. Quedó en cámara, nunca la vi.

La cámara que tenía era una Canon DSLR de la gama más baja que ya tenía 6 años, 10 megapíxeles, el lente kit con el que la compramos y un zoom de mi cámara vieja que usaba rollo de película de 35 mm. Con esa nos fuimos a buscar las auroras en medio de la noche polar, cuando el sol no se asoma por el horizonte (aunque hay algunas pocas horas de una penumbra rosa-azul muy hermosa). En ese viaje las pude ver cada una de las tres noches en vivo y en directo y aprendí que se puede formar escarcha sobre el lente de la cámara y dañar las fotos (además que enfocar en oscuridad no es tan fácil en lentes económicos y yo sabía menos que ahora).


La última noche, sin pensar que podríamos verlas, luego de estar en trineo de perros a -32 ºC ya íbamos para nuestra cabaña cuando… «miren, eso es como una mancha verde” y empieza un espectáculo glorioso. Fue de esos momentos de suerte en los que no hubo que esperar horas para verlas. Llegué con mis fotos aficionadas a Estocolmo y poco a poco fui aprendiendo cómo procesarlas, revelarlas, interpretarlas (nombres para la misma tarea de mejorar y optimizar) en el software disponible.






El 17 de marzo de 2015, noche de San Patricio, hubo una tormenta geomagnética que permitió ver las auroras tan al sur como Alemania. Por supuesto tuvimos show magnífico en el jardín de la casa y las fotos salieron horrorosas. Supongo que fue porque había caído rocío sobre el lente y yo, al estar entretenido viéndolas en el cielo, no me fijé en cómo estaban quedando registradas.





— Mapache: Explíquenos lo de la tormenta geomagnética.
— Mauricio: Así se llama a lo que sucede en el campo magnético terrestre cuando una oleada de partículas cargadas llega del sol y se abalanza sobre la tierra. Como con las tormentas tropicales, tiene diversas escalas y a mayor intensidad es más probable que se formen auroras. Pero esas tormentas afectan satélites, redes eléctricas y todo lo que funcione con algún campo magnético (toda la electrónica de hoy).
Continúo con la historia. Ya se estaba volviendo costumbre eso de estar pendiente del pronóstico y cuando existiera una pequeña posibilidad de fotografiarlas (así no las viera a ojo limpio) salía de mi jardín al pequeño laguito por donde estaba la casa, con vista al norte, afortunadamente. De esa forma las fotografié varias veces pero solo hasta octubre de ese año, cuando de nuevo hubo una gran tormenta geomagnética tuvimos un show como el de San Patricio, las volví a ver tan magníficas como se puede. Para ese momento ya tenía una cámara nueva que me regaló la que era mi esposa por la graduación de la universidad. También era de la gama más baja pero más moderna que la anterior y casi nueva. Fuera la experiencia, la cámara, la suerte o qué pero estas fotos sí salieron bien, son de las mejores que tengo.





Seguí saliendo cada vez que podía a pescar mis auroras al laguito frente a mi jardín, algunas veces con algo de suerte viéndolas a lo lejos sobre el horizonte, otras tenues en el cielo sobre Estocolmo, muchas otras totalmente fallidas. Volví a Colombia en 2016
— Mapache: ¿No las ha visto más?
— Mauricio: Tuve la oportunidad de ir a Islandia, viajando desde Nueva York. Escogí el horario del vuelo para que fuera de noche, escogí silla A, ventana hacia la izquierda (al norte), de la mitad hacia atrás del avión, me preparé lo mejor que pude, llevé una chaqueta liviana y cinta para poder pegarla y bloquear la luz de la cabina para evitar reflejos. En verdad me preparé para ver si de pronto, a lo mejor, si hay suerte y todos esos azares se alineaban, podía ver las auroras desde el avión. Tenía una ventaja, los vuelos suelen ser sobre las nubes así que eso estaba solucionado. Lo complicado era mantener la cámara fija en exposiciones largas, bloquear la luz de la cabina y, lo supe ya en el momento, no respirar debajo de la chaqueta para que la ventana del avión no se empañara. Pero lo logré. Un show como de tres horas desde que a lo lejos vi la primera manchita verde hasta que la aurora quedó atrás y ya no la veía por la ventana. El mejor asiento que he escogido en mi vida en el mejor vuelo. No las mejores fotos pero quedó el registro.







Ya en Islandia no hubo tanta suerte: nubes y poca actividad, pero así fuera poco las vi las tres noches y las fotografié. Una desde el puerto, cuando me encontré con el pescador (el tour fue cancelado por nubosidad), la siguiente noche ahí cerca, en la bahía (también tour cancelado) y unas muy tenues la última noche pero que dejaron unas fotos bellísimas. Y esa fue la última vez que las vi.



Y hasta aquí llegamos con Mauricio y sus auroras. Si lo quieren leer en tuíter, hagan click aquí, si quieren ver más de sus fotos, hagan click aquí, y si quieren leer su blog, click aquí. Espero que les haya gustado esta entrada y nos vemos en una próxima oportunidad. Y claro, provecho para invitarlos a escribir sobre sus viajes y sus disfuncionalidades geográficas. El Blog siempre está abierto para ustedes, los lectores. Sólo me escriben a mapache@blogdebanderas.com y ya está. ¡Anímense!
Les dejo también algunas entradas anteriores del Blog sobre lugares donde se pueden ver las auroras (boreales o australes)… De pronto se animan a ir:
- Lugares remotos: Un viaje al punto donde se unen Corea del Norte, Rusia y China
- Groenlandia: el gigante de hielo
- La tierra del fuego y el hielo… Islandia de extremo a extremo
- Explorando el Ártico Canadiense: Iqaluit y la Isla de Baffin
- Viviendo en King Edward Point, la capital más pequeña del mundo
- Las Islas Malvinas al natural
- Rincones remotos del Atlántico Norte: Las Islas Faroe
- 17 meses en las Islas Georgias del Sur
- Explorando el sur inexplorado: Un viaje a las Islas Subantárticas Neozelandesas
- Un viaje al fin del mundo: Nordkapp, Noruega
Y por último, pásense por las redes sociales del blog y echamos chisme, ¿les parece? Twitter / Instagram / Facebook / Youtube. Hasta una próxima oportunidad y, como siempre, ¡adiós pues!
PD: Si les gustó la entrada, péguenle una meneadita haciendo click acá. Y que gracias.
Maravillosa entrada, un cuento delicioso de leer. ¡Gracias!
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Todos los créditos para Mauricio. Le quedó hermosa la entrada.
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He aquí al Mapache, haciéndome dar (todavía) más ganas de viajar! Que delicia de entrada; gracias a vos y a Mauricio Duque! Muchos éxitos con el sueño de las auroras australes 🙂
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La culpa no es mía. El que nos antojó fue Mauricio. Él es el culpable. Organicemos paseo a Nueva Zelanda para ver las australes. ¿Qué dices?
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Muy buena ilustración sobre las auroras boreales. Siempre me ha fascinado saber todo lo relacionado a ellas. FELICIDADES!
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Excelente artículo. Existen dos factores fundamentales. La eyección de masa coronal del sol la cual se puede advertir a través de la App. de la Nasa y que haya una baja luminosidad. Es decir Noviembre a Febrero en el hemisferio norte.
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En estas épocas de actividad coronal baja y pocas o ninguna mancha y CME (por la etapa del ciclo soalr) lo que nos ha mantenido con auroras es el viento solar que se causa por los hoyos en la corona. Bendito sea
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